Era tan apremiante la pasión restaurada, que en mas de una ocasión se miraron a los ojos cuando se disponían a comer y ,sin decirse nada, taparon los platos y se fueron a morirse de hambre y de amor en el dormitorio
"Cien Años de Soledad". Gabriel García Márquez
La fuga terminaba
con un par de sostenidos
cuatro orejas y dos muertos
que por fin escuchaban
el silencio entre sus manos.
...
Dejaron las huellas
de todas las manos
que nunca bastaron.
que nunca bastaron.
Dejaron las bocas
que nunca pudieron
morder con los dientes
sus ganas de vida.
que nunca pudieron
morder con los dientes
sus ganas de vida.
Dejaron las ganas
que hoy todavía,
se alimentan de fuego.
que hoy todavía,
se alimentan de fuego.
Pirómanos.
Nadie pregunta qué fue de nosotros.
El tiempo se ríe, apretando el nudo.
Ahora sabemos que siempre fuimos.
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