El mundo, se hará extensión de tu mano. Yo olvidaré que tiré la moneda, que existe el invierno y deshice la fuente. Tú me dirás que cortaste el hilo, que nunca quisiste ser marioneta. Yo, con los brazos, dejaré que el beso sostenga la vida que a deshora soñamos. Todo, amor, será como el premio que hubieras ganado, si hoy, al llegar, me hubieras esperado al salir del aeropuerto.
El Libro de mi Selva. PiEdiciones.
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Si fuera una canción, haría llorar hasta a los ángeles.
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