Creo que una se encierra cuando se define, que hay que cuidar mucho lo viene después de esa palabra que tanto utilizamos: yo. Que cada día volvemos a nacer, volvemos a elegir. Que el pasado no debe ser una cárcel. Que la vida te trae y la vida maneja, que quiero vivir abierta y con ella. Por eso no quiero dirección ni remitente y así se lo cuento a Ane en un poema de Cuando hablan de Creta y yo estoy en Marte:
Afilarlo y aplaudirte
sólo con sonrisas
cada una de las veces
que escribas tu nombre
sin ninguna dirección
y tampoco remitente.
Hablando de esto, me viene a la mente algo que dijo Cortázar.
“Si a los niños los dejasen solos con sus juegos, sin forzarlos, harían maravillas. Usted vio cómo empiezan a dibujar y a pintar; después los obligan a dibujar la manzana y el ranchito con el árbol y se acabó el pibe”
Y es verdad, hasta el punto de que pierden el dibujo por el dibujo y antes de coger cualquier lapicero, se preguntan qué pinto.
"así, sin pensar, coge el color que más te apetezca y deja que salga lo que quiera salir"
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