Una
cereza, mano sobre la mesa.
Te
soplo al oído, le cuento a tu brazo
que
erizas mi pelo, la nuca y un beso.
Los
dedos repasan tu cara y el mapa.
Respiro
y absorbo.
Nota
dispersa y el mundo que gira.
Tuesta
mi pan y dame chocolate
Dame
la brisa que llega de rescate.
Grita
cuando quemen
los
dragones el castillo,
diles
que me quedan
ochocientas
veinte formas
de
decirte que te quiero.
820 FORMAS
No
importa cuándo si hoy es todavía.
Manuela Ipiña
No hay comentarios